sábado, 7 de marzo de 2009

Sonríes

Sonríes,
y atesoro un bosque de arándanos entre mis manos,
que íntimas quieren jugar con tu pelo amanecido
recluirlo con los dedos acariciantes
navegando por tus cejas ya sin lamentos
y sentir el recorrido de tu amatista mirada.
Sonrío,
luz que regresa aquietando la noche
alterando mi piel en letanías de agua.
Mi dedo perfila tu boca entreabierta
y a su humedad se mudan mis labios
como si los adoptaras eternamente.
Sonríes, sí, y sonrío.(Tontamente)
Y quiero saber qué se agita en tus ojos de musgo,
si tu espalda es el remanso que intuyo sereno
donde pueda quedarme dormida como un libro inacabado.

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