
Fue tibia la tarde,
sembraste una estrella
y mírame sigo en órbita
con el mismo destello.
Fui en tu hermosura,
en tu aroma,
en tu humedad,
fui aguacero ingente
beso ardiente:
hice un nido en tu pecho
y siguen sonando trinos.
Fui tuya en un choque de astros
y sigo salvajemente despeinada.
sembraste una estrella
y mírame sigo en órbita
con el mismo destello.
Fui en tu hermosura,
en tu aroma,
en tu humedad,
fui aguacero ingente
beso ardiente:
hice un nido en tu pecho
y siguen sonando trinos.
Fui tuya en un choque de astros
y sigo salvajemente despeinada.
Esos dos últimos versos son buenísimos Sara, me gusta mucho como escribís.
ResponderEliminarUn beso.
Mónica