sábado, 7 de marzo de 2009

Fue tibia la tarde




Fue tibia la tarde,
sembraste una estrella
y mírame sigo en órbita
con el mismo destello.
Fui en tu hermosura,
en tu aroma,
en tu humedad,
fui aguacero ingente
beso ardiente:
hice un nido en tu pecho
y siguen sonando trinos.
Fui tuya en un choque de astros
y sigo salvajemente despeinada.

1 comentario:

  1. Esos dos últimos versos son buenísimos Sara, me gusta mucho como escribís.
    Un beso.
    Mónica

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