sábado, 7 de marzo de 2009

Enamorada de tu Acantilado de musgo



Como un viento, sereno, tu aliento cuida mis miedos,
atolondrada, te nombro y es la urgencia de la noche eterna
para que resumas mi esencia con tus manos de hiedra,
que orientes mis pestañas al lugar de tu pecho
donde talle sueños en virtud de tu halo único.
Abriré mis ojos en el reposado corazón alimentado
para soplar cualquier herida que asome en duermevela,
convocaré tus labios, me suspenderé de tu impulso
y tu garganta nunca más sabrá de la sed del desierto.
Así me tienes, enamorada de tu acantilado de musgo
bajo el reflejo de la Luna en tus ojos,
así te amo,
cuando mi boca noctívaga se adueña de las hélices de tus sueños.
Así te amo, en este invierno donde floreces Torvisco,
así te amo, mi siempre primavera…
la de tus ojos … que me hechizan…

1 comentario:

  1. Mis dedos tiemblan al escribir, escribir algo que no será leído. No al menos por quien quisiera lo hiciera.

    Es el amor que vuestro poema me hace percibir la magia del deseo con el que se formula, en ese resumen único que se cavila en sentimiento.

    Y ahora ¿de qué? y ¿para qué?... Escribo con pesar, lanzando palabras al viento que se pierden carentes de espera, de receptor alguno.

    Adiós Sara, siempre os leo en mis momentos, aprendiendo en detalles de vuestra lírica.

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