lunes, 16 de marzo de 2009

Venerado Shivá



Desabrocha esta vestidura ardiente
que mi pubis no lleva hebillas,
afánate en mí, venerado Shivá.
Cincela mis muslos vandálicos
renáceme en tu cuerpo infinito.


Asesina cualquier dios que me habite
sométeme al templo donde se arrodilla mi orgullo.


Llena mi pecho del triunfante suspiro
amémonos abasteciendo el lecho,
que yo adoro tu pira y tu espalda
y muero en la galaxia que asoma en tus ojos
o en tu lengua sediciosa en mi sexo.


Deja que exista en postura liviana
que lo púdico se vierta indecoroso.
Manemos truenos undívagos en llamas
seamos un solo cuerpo que sin pudor eclosione
en el mismo centro.

1 comentario:

  1. Oh, Sara, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre y siempre amado tu lecho. Ámale tal como ese día escribiste estos versos, no le olvides aún cuando falte mucho para que él acuda a tu encuentro... Te leo, donde sea que estés, te leo.

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